Hoy concluye el 24 Festival Internacional de Poesía en Medellín. Festival que tuvo dos ejes centrales: ‘Celebración de la existencia y de la Tierra’, con la participación de poetas aborígenes de antiguas naciones como mazateca, quechua, mapuche, sami y wayuu. Y, ‘Poesía, arte y cultura por la paz de Colombia’, que tuvo como fin aportar en la construcción de una nueva conciencia que genere cambios de actitud ante el proceso de paz, que vive el país, y el postconflicto.
Fernando Rendón, poeta y director general del Festival, dijo que a partir de un evento cultural como este, se transforma “la conciencia, la emocionalidad y la sensibilidad de los habitantes de la ciudad. Es un trabajo incluso más profundo que la educación”.
Eso porque el Festival, que durante 24 años ha congregado a más de 1.300 poetas de unos 170 países, tiene lugar en espacios públicos, abiertos a todos.
Para Rendón, los poetas son libros vivientes que con sus letras expresan las realidades sociales, culturales y espirituales que viven en sus países.
El público antioqueño los acoge calurosamente porque “en todas partes los seres humanos somos iguales: los mismos miedos, los mismos sueños y las mismas esperanzas. Se identifican con ellos”.
Esa identificación pudo verse en los cursos, talleres y lecturas de poemas que aludían a la paz. El público, en su gran mayoría jóvenes entre los 13 y 36 años, vio representado su deseo de paz para Colombia pues “las voces de los poetas expresaron lo que quieren, sienten y aman”.
Destacó que el Festival tiene gran reconocimiento mundial gracias a la respuesta positiva de los jóvenes: “Es una generación que rejuvenece la poesía mundial, el sueño antiguo y actual de la libertad, la justicia, la paz, la dignidad y la belleza de la existencia”.
Por eso, para los poetas que llegan de diferentes partes del mundo, el Festival es una especie de paraíso en el que el público les brinda respeto y afecto. Tan es así, que importa poco el idioma en que sean recitados los versos, pues todos hablan uno solo: el de la poesía.
A pesar de la acogida que tiene el Festival, Rendón se cuestionó por qué no hay un mayor apoyo gubernamental para el fortalecimiento de las escuelas y talleres de poesía de la ciudad: “Hace falta invertir más en la cultura poética y espiritual”, concluyó.
MÓNICA MARÍA JIMÉNEZ RUIZ
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