El perfume y el color de las flores
emiten una melodía que ha adormecido
a la bella musa del pintor.
Las flores la envuelven con sus pétalos
arropándola en un sueño apacible.
Duerme, bella dama, y en tu sueño
baila el vals de las flores
dejándote llevar por ellas
y por sus colores por todo el salón.
Dales tu mano, hermosa dama,
y baila, baila, baila,
hasta que el cansancio te venza
y el sueño sea un profundo sueño.
No la despiertes, pintor, que ella
en su sueño está bailando con los colores
con lo que tú la rodeaste
en tu maravilloso cuadro.
No la despiertes. Déjala dormir.
JOSÉ LUIS RUBIO
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