miércoles, 5 de febrero de 2014

HELENA


Oh semidiosa
Helena la mujer
más bella del mundo
que derrumbó un imperio
sin darse cuenta.

Menelao te hizo su esposa
como a un estandarte
te lucía en su reino Esparta
y cuando te perdió
no dudó en declarar la guerra.

Te enamoraste de Paris
el hermoso príncipe pastor
y te fugaste con él
sin importarles a los dos
lo que vendría después.

Llegaron a Troya
esa ciudad fortificada
donde el rey Príamo
sucumbió ante tu encanto
y te recibió de brazos abiertos

sin escuchar a su hija menor
Casandra la pitonisa del palacio
quién profetizó la desgracia
que su nueva hermana
consigo acarreaba.

Menelao obsesionado por recuperarte
reunió a todos los griegos
su hermano Agamenón
Ulises de Atica y el mismo
Aquiles el inmortal.

Cuando la derrota fue inminente
y pensaban con sus barcas
regresar, a la península griega
aquel sabio odiseo
urdió el espléndido plan.

Un obsequio soberbio
digno de un vencedor
un caballo de madera
majestuoso, gigante
como ofrenda de rendición.

Y así una noche
tomados por sorpresa
después de horas de vino
comida y fiesta
deslumbrados por tal regalo
abrieron la puerta de la fortaleza.

Sin imaginarse siquiera
que dentro del ornamento
un ejército ávido de venganza
se encontraba listo para
destruir a aquel confiado pueblo.

Oh Helena de Esparta
Oh Helena de Troya
quizás tu belleza
fue el trastorno de dos hombres
que locos de amor por ti
cercenaron tantas vidas
sin importarles nada.

Es una condena la belleza
que no se puede esconder
o es un castigo amar
a quién está prohibido amar
por la obsesión de alguien
a quién ese amor nunca
le perteneció.

Diana Chedel -Argentina-

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