2986
No destruyas el puente que te lleva
a la ribera opuesta porque crucen
por él los enemigos que abominas.
Tal vez hoy salga el sol, tal vez no llueva,
o los perros rabiosos no te azucen.
¿Y si cambian mañana esas rutinas?
De querer alcanzar la otra ribera,
será tu propia, insoportable espera.
2987
¿De qué sirve aprender, si no digieres,
a través de la mente, lo aprendido,
troquelándolo a fuerza de razón?
Por el estudio adquieres,
y pensando elaboras lo adquirido,
y en ese punto pasas a la acción.
2988
Hablaré como debo, sin malicia,
con claridad y convicción de flecha
dirigiéndose al centro de la diana.
Si a mis amigos esto los desquicia,
si hasta el último de ellos me desecha,
váyanse ya; no esperen a mañana.
Queda aún, dentro de mí, el mejor amigo,
y a él solamente es a quien yo me obligo.
2989
Sigue tu ritmo, danza cada día,
avanza, fluye, gira, retrocede;
la música es el alma de las cosas,
y es tu propia alma férvida armonía.
Quien en ella se hospede,
percibirá el aroma de las rosas.
2990
No es valiente, ni anárquico, ni fuerte,
ni, en sus opciones, firme y decidido;
de la mano del miedo va el amor,
de la inseguridad, porque su muerte
llega precipitada y, si caído,
carece, para alzarse, de vigor.
En desesperación ama quien ama,
velando el parpadeo de la llama.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-
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