Hace tiempo que no te veo
pero se que existe.
Ayer pasó una mariposa y me
miró con ojos tristes.
Te vi, eras tu; tenías cuerpo
sano y cabellos delgados.
No sentí la rigidez del viento a tu paso,
todo estaba calmado, todo parecía
disiparse con el movimiento de
tus alas. Todo parecía eterno a tu
alrededor.
Había circundado sin ti estos
lares profundos, estos diluvios
que se acrecientan con la lluvia
de abril, y he vivido sin ti la melancolía
de las flores, el amor vagabundo,
el que se desvive insoluble en
sus propios deseos....y te
he traído conmigo, a estos lugares.
Ahora me soplas un murmullo que me
llega de tus alas, ahora me hablas
con suspicaz melancolía.
Ahora...qué ha pasado,
estoy parado frente a ti como
un faro sin luz, como una estatua
que no ha sido corroída con
el tiempo.
Todo en silencio me
proclama, hasta tu voz ligera
y tus alas livianas.
Por qué ahora, en estas horas
interminables de delirios y de
deseos, por qué añoro tu cuerpo
y tus candescentes besos,
por qué estas sin estarlo,
por qué te había llevado mi alma,
por qué ahora la calma de tu presencia,
por qué estas aquí y no me dices nada.
No te niego que muchas veces
me había perdido buscando tu
camino, que mis alas las sentía cansadas,
que he titiritado en noches de frío,
que no me he podido devenir
a la ausencia de tu abrigo.
No te niego que aunque tu no estabas
yo seguía durmiendo contigo.
No te niego que ahora que me miras...
tiemblan mis manos.
Jay Jay
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