Amar es ser generoso en las renuncias,
cavar el hoyo más profundo y esconder
entre gasas y tules perfectos, la tristeza.
Amar es saber que todos los repechos
de la vida se disuelven como el salitre
con el aleteo al alba, de la risa añorada.
Amar es el aguacero noble y asoleado,
que limpia la herrumbre de la pena
y que empaña la despiadada derrota.
Amar es comprender que la vida sigue,
no da tregua ni corrompe el postergado
placer de los recuerdos que dan fuerza.
Amar es saber que no todo es sufrir,
que no puedes dejar de seguir amando
ni de saber que el amor nos salvará.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida
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