viernes, 27 de diciembre de 2013

(PERSETO)


Febo se despereza entre los pinos:
espabilan sus aspas los molinos;
del letargo sacúdese la huerta…
Dos niños, en jamelgos ya cansinos,

cabalgan por la senda aún desierta.
La madre les abana de la puerta
y al paso dormilón de los chiquillos
alborotan los teros, siempre alerta.

El cielo estalla en granas y amarillos.
Se respira el dulzor del pan horneado;
los hombres se dirigen al sembrado,

silbos y ansias y azadas y rastrillos.
El patio familiar huele a tomillos
y a bucólica calma el campo arado.

Delia Esther Fernández de Hernández -Uruguay-
Tercer  Premio del XIX Premio Carta Lírica

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