Mi soledad azul se ha desdeñado monótona,
Igual que el monarca que áurea en mi ambiguo instinto.
Yo me enclaustre en dúctil claridad sencilla,
Quizá es la esperanza de mi sentir.
O la yedra nupcial que fragua celeste en mi alma.
Hijos nosotros de toda índole hemos sido.
El grado en minutos queda tras la alegría preclara,
El hoy me toco taciturno y justa la suma de mi existir.
Nada personal le tengo al yo,
Es solo un cambio de dados que la vida me da.
La transparente armonía y su laúd de elixir y plasma.
Lo que me sucede tiene un grado
De retorno y progreso, sueños y pueblos por donde han ido
Mis pasos talantes.
¿Quizá esto no es perfección?
Sino un sentir que me desahoga,
Una ansiedad que me hereda el tiempo,
Un remanso navegante que me trae plantas y orillas
Para que mi destino fallido vuelva a partir denuedo.
Belén Aguilar Salas -Costa Rica-
viernes, 6 de diciembre de 2013
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