Cuerpo torneado, nada hay que agregar,
perfumado con las fragancias del sándalo.
Morboso , se contonea con escándalo,
es de donde marcha para regresar.
Se estremece el elegante caballero,
atrapado con la sensual hermosura
donde, atolondrado , pierde la cordura,
y se convierte en frágil y lisonjero.
Terco y volátil el cerebro se inflama,
domina lo diabólico en el versar.
Ardiente, cuando le falta la piel, clama.
De esta fatal verdad no puede escapar,
deja toda dignidad entre la cama.
Le encanta esa maldad, vuelve a claudicar.
ROLANDO BLANCO PASCUAL
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