(Soliloquio hiperbrevísimo de adulto, hombre o mujer con vestuario normal y en espacio cerrado, dicho a cámara. Intenciones, recursos de la voz, mímicas y corporalidades en general dependerán de lo que se dice, de lo que expresa la verbalidad.)
Cuando nos abrazamos… Tal como abraza una marejada a otra marejada. Tal como abraza una gota de lluvia a una gota de rocío. O una de rocío a una lágrima. Me vuelvo premonición. Presiento que este mundo no es el mundo. El mundo aún será mejor desde seres en amor. (Pausa.) El amor es todo. Y nunca el amor es suficiente. El amor puede no ser algo. El amor es vulnerable y debe protegerse, también, y mucho, protegerse de sí y de quienes aman. (Pausa.)
Cuando nos abrazamos… Presiento que nosotros aún nos amaremos mejor, o dejaríamos de ser algo, de ser alguien. Presiento que esta no es la vida. La vida es aún más inconmensurable, luminosa y completa, más justa y de igualdades y realizaciones y plenitudes e infinitos y horizontes. Esto lo sé aunque en amor somos nuestra plenitud superior… (Pausa.) Cuando nos abrazamos… Presiento que no moriremos nunca. Y sé que no moriremos solos. ¡Vivir con tal certeza de vida niega la muerte! (Pausa.) Somos la primera gota de agua. La diferente. La rara.
Del libro Espumas de luces de FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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