lunes, 28 de diciembre de 2020

POR LA DIGNIDAD DE LA MUJER


ASÍ COMO SE LOS CUENTO,

Y A LAS FUTURAS GENERACIONES SEGURAMENTE SE LAS

contarán…

Del cómo fueron rotos nuestros sentimientos,

como se esfumaron las ilusiones, como fueron de

inútiles nuestros esfuerzos y en el cómo se

convirtieron en pesadillas nuestros sueños,

PERO MÁS QUE NADA LOS PESARES Y DOLORES en

tiempos de Covid-1, en todo nuestro continente.

Es indispensable para poder desvelar la condición

humana de la mujer.

Lo que más extrañamos es estar con mis

familiares, y precisamente por eso nos visitaron las

hijas que viven en el extranjero, ellas anticiparon

su viaje debido a situaciones de la línea aérea,

fue una semana muy agradable pues se anticipó el

cumpleaños de mi esposa, 20 de marzo.,

Se fueron el día 13 y su vuelo fue el último de la

tarde pues precisamente a esas horas cerraron 

todos los vuelos que fueron suspendidos por la

pandemia.

MI ESPOSA YA PADECIA DE UN FUERTE EXTRES, NO SE

RECUPERABA DE UNA SEVERA DEPRESION POR LA MUERTE

DE NUESTRO HIJO, EN DICIEMBRE DEL 2019. Ni siquiera

pasó por nuestra mente lo que nos iba a afectar a

nosotros si no conocemos la expresión

DEMOCRACIA: Así principio el perturbador calvario…

La salud angustiante de mi esposa iba

presentándose rápidamente y con más

complicaciones, no se quejaba, pero perdía el

apetito, dormía mucho, no presenta mejoría.

Nos vimos en la penosa necesidad frustrante de

internarla (18 de junio por la tarde) en un centro

médico, obligadamente se le practicó un examen

para descartar que tuviera el corona-virus y lo

mismo se hizo para con mi hijo y yo. A mí no me

dejaron ingresar, SIN ESA LIBERTAD SOLAMENTE POR

SER TAN VIEJO, 82 años, no sabemos si estaba

sufriendo, pues ya no hablaba, horas después,

fallece de un infarto Cardiorrespiratorio. MI ÁNGEL

SE FUE EN LA BRUMA DE UNA MADRUGADA SIN VIENTO,

Y SU ESPIRITU QUEDO LIBRE ESTAMPANDO SU

TRANSPARENTE ALMA EN MI MIRADA…

Fueron desagradables los tramites y más los de la

funeraria que además de descartarme a mí, 

nos informaron que debido al distanciamiento

social no habría sepelio, o sea, que al salir del

Hospital se iría directamente al cementerio.

previa Certificación de la ausencia del virus.

En el cementerio solamente ingresarían diez

personas (naturalmente que [No comentaré sobre

la justicia o injusticia de la situación] a mí tampoco

me dejaron ingresar, gracias al éste sistema

inclemente) se ignora al que está padeciendo.

Solamente se pueden imaginar enloquecida fuerza

del desaliento nada hay peor que ese drama, el

tormento emocional, psicológico… 62 años de

matrimonio y el no poder estar al lado de lo más

querido, el no poder abrasar su tumba es una

desgarrarte realidad de histérica furia, que

irremediablemente hube de aceptar.

–Desde esa fecha ya no trabajo, por mi salud no

salgo de la casa y dependo para todo de los hijos.

Solamente la misericordia de Dios Nuestro Señor,

me ha dado fuerza. El miedo y la nostalgia ahora

es fortaleza y templanza para los míos.

 Dr. Alberto Rafael Mérida Cruz-Lascano -Guatemala-

Publicado en el libro Siempre iluminadas nunca olvidadas


No hay comentarios:

Publicar un comentario