(Soliloquio hiperbrevísimo de adulto, hombre o mujer con vestuario normal y en espacio cerrado, dicho a cámara. Intenciones, recursos de la voz, mímicas y corporalidades en general dependerán de lo que se dice, de lo que expresa la verbalidad.)
Me creo capaz de hacer salir el sol, así que dentro de la oscuridad me quedo de pie en la pequeña terraza sostenido por el barandal. "El sol siempre brilla", sé que no con la misma intensidad y plenitudes, que no con las mismas significaciones... Me concentro pues en las emociones -que no es que me queden muchas...-. (Pausa.) No ignoro que las razones parecen ya no servirme, quizás, dudo, quizás ya no me las creo, o no me las creo del mismo modo, quizás, dudo, quizás, ya no me importan, o no me importan de igual manera. Cierto, emociones ahora tengo pocas. Sin embargo, siempre he tenido voluntad. Y dado que existo: la voluntad puede hacer que el sol brille intensamente, o puede, puedo imaginarlo vivo y brillante, brillante y cálido.
Del libro Espumas de luces de FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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