Antes de conocerte te presentía
porque la voz del viento me traía tu nombre.
Empecé a darte amor a raudales
y mi corazón hacía más fuerte sus latidos.
En la tierra dormida gravita mi alma.
Ni la noche ni la sombra opaca sus diamantes
mi corazón se agita y mi cuerpo se estremece
porque el te entrego según tu más que todo.
Mi corazón te dio toda su razón,
y trató de crear nuevas fantasías
más tú no estás acostumbrada en
a ver más allá de la miraba.
Todo en ti es un espejismo de,
tratas de vivir cada aventura,
no habrá reproche alguno en mí
pues quiero para ti
la realización de cada sentimiento de
que brote en ti para realizarte.
ARMANDO ARZALLUZ
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