jueves, 10 de agosto de 2017

PRIMEROS PASOS


Después de aquella noche todo fue distinto. Abandonó la cama y apoyándose en tu hombro dio los primeros pasos titubeantes. Descorrió las cortinas y vio aparecer el sol en el horizonte sentado en la mecedora de la abuela. Sonrió. Volvía a sentirse vivo. Te pidió un vaso de agua para mojar su reseca garganta. Dentro de unas horas bajaría a la calle. El paseo sería corto porque sus piernas aún no estaban del todo recuperadas. Tú estarías a su lado por si en algún momento flaqueaba. Necesitaba oler el mar y sentir en la cara la caricia del viento. Todos aquellos meses encerrado en su habitación le convirtieron en una demacrada figura.
Durante el paseo por las calles aledañas a su casa muchos vecinos lo saludaron alegrándose de verlo pasear de nuevo por la calle.
El sol reanimó sus pálidas mejillas pero sus piernas pronto le pidieron un descanso. Cerca no había ningún banco solo quedaba cerca la terraza del bar de Toño. Aunque no le apetecía sentarse allí no tenía otra opción. Sus piernas no aguantaban más. Necesitaba recuperar fuerzas para regresar a casa. Apenas fueron unos minutos los que estuvo en la terraza. Toño no apareció.
Lentamente, casi arrastrando los pies, parándose cada cinco pasos, volvió a casa. Estaba agotado. Se sentó en la mecedora. Se quedó dormido mirando el limpio cielo.

JOSÉ LUIS RUBIO 

No hay comentarios:

Publicar un comentario