La muerte es fría como el hielo:
enfría las manos, enfría los labios,
enfría los huesos, enfría los cuerpos;
y no hay remedio para eso.
La muerte es fría como el hielo;
nos lleva, nos carga, como
el viento; pero ni para pasar
el tiempo, nadie quiere hablar
de eso.
La muerte es fría como invierno;
sopla un viento helado en su reino;
sopla un viento despiadado;
sopla un viento congelado.
Enfría los labios; enfría los besos,
enfría los huesos, enfría la sangre,
y de hielo, tieso, pesado, se vuelve
el cuerpo.
Cae al suelo,
cae duro, cae al huerto,
cae yerto, hecho piedra,
para volver a la tierra.
La muerte nos llama,
la muerte nos ama,
promete la cama,
promete descanso,
prometes lo eterno,
y nos lleva al infierno.
Rafael Pérez
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