martes, 29 de agosto de 2017

EL PRÉSTAMO


La barca estaba vacía. Las redes agujereadas y los remos rotos. Así salir a pescar era imposible. Pero tenía que hacerlo si quería comer los próximos días. Necesitaba dinero para reparar los daños pero no lo tenía. Conocía a alguien que se lo prestaría pero si no le devolvía lo prestado perdería la barca y eso sería un desastre. Sin embargo no tenía otra salida. O eso o pasar hambre. Acudió al prestamista. Le dio de plazo dos meses para devolver el préstamo. Si la pesca iba bien cumpliría el plazo sin problema.
Reparada la red y los remos salió a pescar. Echó la red pero no tuvo suerte aquella mañana ni tampoco aquella tarde. Parecía que los peces habían desaparecido. En los días sucesivos todo siguió igual. Redes vacías, bolsillos vacíos. Estaba muy nervioso. Para empeorar la situación un fuerte viento empezó a soplar. No podía hacerse a la mar.
El tiempo pasó y apenas ganó unas pocas pesetas. Con eso no devolvería el préstamo. Perdería la barca, perdería la vida.

JOSÉ LUIS RUBIO 

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