Herido de muerte
tras el estoque cruel,
segundos de espera,
es un agónico límite;
el matador encumbrado,
eleva el cuello al gentío
y se aleja del ajusticiado,
mientras mira al graderío,
el bravo animal se desangra
con la honra de haber luchado
con todo puesto en su contra
y contra todo lo especulado,
de nada sirvieron sus embistes,
ni la bravura ni su valentía,
ni siquiera los fuertes trotes,
tampoco su bella litografía,
muere poco a poco
sabiendo de su final,
en un intento equívoco,
embiste de nuevo al rival,
todo en vano ha sido,
la sangre ahoga su garganta,
y brota rojo el cruel fluido,
sobre una arena que lo quebranta,
pierde la mirada y el ardor
emborrachado de muerte,
soportando el intenso dolor
se va a la barrera y a su suerte,
y cae, cae mas muerto que vivo
sin saber que el motivo
sólo fue nacer bravo
bravo, bello y cautivo,
el espectáculo de la muerte,
sobre un ruedo sin piedad,
sangre en la arena
arena en el corazón,
¿Qué importa la historia,
de un matador asesino?
Angel L. Alonso
No hay comentarios:
Publicar un comentario