jueves, 24 de agosto de 2017

NO SIEMPRE BRILLA EL SOL


No todo lo que se escribe brilla en la oscuridad.
Lágrimas mojan los lienzos en blanco, como la lluvia a la hojarasca acumulada en los bosques de oropel.
Brotan las piedras preciosas de los torrentes y mares, de unos ojos ciegos que no ven las auroras ni las luces que amanecen, en las espesas sombras de la subyugante noche, desolada y sin matiz.
La boca ríe, los labios besan, la sonrisa aflora, aunque los campos de rosas y orquídeas fenezcan, a la orilla de un cielo sordo e inclemente en el andar del peregrino ciego.
No todo lo que se escribe es oro y felicidad.
Detrás de la aurora está la noche, una noche negra, la luna se ha perdido y las estrellas se han ido.
La rosa sangra por las espinas que ha engullido, los ojos mueren a poco, o a mucho de no escuchar el canto de la luz.

Hortencia Aguilar Herrera -México-

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