Con sus alas extendidas en su longitud vuela el águila.
El aire es ligero donde se desliza y dificultoso de respirar.
En invierno, a lo lejos, en el desolado aire de la montaña está sola.
El crepúsculo y el frío, en su entorno,
es su única alegría,
la de sentirse volando con sus fuertes alas.
Tú que viajas tan alto en el cielo vacío del invierno,
valiente como el águila en el efecto de un relámpago.
Renunciaste a luchar por la felicidad, tú elegiste caminos
empinados que asusta a los sensibles.
Tan pálido caminas,
a paso rápido y ligero como el viento.
Mi mundo es semejante y no es semejante sin embargo al tuyo.
Riendo mi estrella baila entre el acertijo celeste.
Tu alegría opaca de hierro que amo en la honda lejanía.
Déjame caminar a tu lado.
Y alcanzar con la mirada
a tu mundo invernal y tu voluntad de rayo.
Del libro País oculto de
Karin Boye -Suecia- Traducción Hebert Abimorad
Publicado en Periódico de poesía 99
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