Siguiendo el rastro de los recuerdos escondidos
caí en un pozo sin fondo lleno de deseos y frustraciones,
caminé unos pasos por el abismo
y me convertí en lluvia.
Ahora podía caer suave y lleno de frescor y caricias
entre los brazos de estatuas
sobre el asfalto lleno de pisadas que seguí cuando no era lluvia,
y ser el eco de esas nubes que pasan.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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