El poeta,
contra la eternidad,
ofrece unas palabras de amor
con el corazón encogido.
Llena el poema
de adioses
y de canciones de otoño
y guitarras rotas.
Solo se desahoga
y llama a puertas
cerradas
como canciones viejas.
El poeta, mientras,
esconde en el armario
aromas,
palabras,
un cuerpo lleno de misterios
y curvas
miradas furtivas
y sonrisas, como tesoros.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
No hay comentarios:
Publicar un comentario