viernes, 4 de agosto de 2017

EL ROBO


Página 77. Reglón 7. La combinación de la caja fuerte estaba escondida en el joyero azul. Con este dato el ladrón se allanaba el camino. Al fin encontraría los documentos que le desvelarían quien era el propietario del palacete.
Si seguía leyendo se enteraría. Él sospechaba algo pero tal vez se equivocaba y no era quien él creía.

Llamaron a la puerta. No esperaba a nadie y menos a las doce de la noche. Miró por la mirilla. Eran dos chicas rubias. No las conocía. Volvió a sonar el timbre. Antes de abrir echó la cadena.
- Buenas noches. ¿Qué deseáis?
- ¿Ignacio Prieto? -Preguntó la más bajita.
- Sí, soy yo. ¿Qué queréis?
- Si nos deja pasar, le contaremos.
Ignacio, que no sospechó nada, quitó la cadena y las dejó pasar. Les ofreció asiento y esperó a que hablaran.
- Ignacio, ¿se acuerda de Juan López?
- Me acuerdo. Fue mi compañero allá por los años noventa.
- ¿Se acuerda que fue acusado del robo de los planos de un invento?
- Me acuerdo. Pero fue absuelto. Nunca se hallaron los planos.
- No los encontraron porque él no los robó. Los robó usted, Ignacio. ¿Dónde los guardó?
- ¿Me acusáis de robar el invento?
- Sí, porque tú fuiste el ladrón. Inteligentemente hiciste que todos pensaran en Juan como el ladrón mientras tú ponías los planos a buen recaudo. ¿Dónde están?
- Yo, ni los robé, ni los tengo. Juan seguro que os dirá dónde están.
De repente la chica que no hablaba saltó sobre él y le colocó unas esposas.
- ¿Qué haces? ¡Suéltame!
- Danos los planos y te soltaremos.
- No los tengo. Fue Juan quien los robó.
La chica le golpeó con fuerza en una pierna. Ignacio chilló. Al segundo golpe se desmayó.
- Se ha desmayado. Ahora no dirá nada. Busca en los cajones. Necesitamos encontrar los documentos. Valen muchos millones.
El registro no sirvió de nada. Si los planos estaban allí, estaban bien ocultos.
- Hay que despertarlo. No tenemos mucho tiempo.
La chica bajita fue a la cocina. Llenó una jarra de agua, volvió al salón y arrojó el agua sobre la cabeza de Ignacio. Este volvió en sí.
- Por última vez, Ignacio, ¿dónde están los planos?
- Por última vez. No sé nada de planos. De ellos se encargaba Juan. Preguntarle a él
- A Juan lo encontraron ayer muerto en su casa. Dos disparos en la cabeza.
- Los que lo mataron tendrán los planos. Buscarlos a ellos.
- Nosotras creemos que los tienes tú.
- Yo no los tengo. En el ordenador de Juan habrá copia.
- El ordenador lo han destruido. Danos la llave de tu caja fuerte. Si no están allí nos iremos y te dejaremos en paz.
- Todas mis llaves están colgadas en un armarito que hay tras la puerta de entrada. Es la del llavero del ancla.
La chica bajita fue a la puerta, buscó en el armarito. Allí estaban las llaves.
- ¿Son éstas?
- ¡Esas!
- ¿Dónde está la caja fuerte?
- Está detrás del cuadro de los girasoles. Pero los planos no están ahí. Nunca los he tenido.
La joven bajita retiró el cuadro, abrió la caja, buscó pero solo había un fajo de billetes y las escrituras de la casa.
- Aquí no están los planos.
- Ya os lo dije. Nunca los tuve. Los tenía Juan. Quien lo mató debe tenerlos ahora.
- Seguiremos buscando pero te vigilaremos porque pensamos que sabes más de lo que dices. ¡Hasta pronto!
Las dos chicas se marcharon dejando a Ignacio totalmente preocupado sintiendo la muerte muy cerca.

Página 200. Renglón 12. La policía liberó al propietario del palacete. Su delgadez era extrema.

JOSÉ LUIS RUBIO 

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