miércoles, 30 de marzo de 2016

EL DEVENIR


Otro romo y estanco
espacio
un pétalo u otro
contados, en síes o noes
en una silla roja
igual que la de tu casa,
con asiento de enea
curtida con las manos duras, ásperas
de unas mujeres que cubrían
el frágil cristal de las damajuanas,
acogedor receptáculo
del zumo exprimido por mil sudores
y una tierra rica en tiempos,
en gotas de agujas que circulan,
que marcan tu paciencia
cual si fueran migajas
desangeladas
que se sueltan del cubo aun escurriendo
mientras dejas verter
tu mirada
tu vida, tu esencia misma
de hombre entregado
casi sin apenas pensar en nada
sólo en dejar lo mejor de ti
y hacerte bueno
en ese sitio
donde nadie te ve, nadie se hace eco
mas sí, que sí
te llevan, sí que importa
quizás el único ágora donde de verdad importe
ese compungido rincón
de los tuyos, de los conocidos, de los que te sienten,
te saben
y rezan en sus opacas palabras de voces sinceras
una ausencia, sobre una silla roja
junto a unas flores,
al mismísimo lado
donde conversamos mil tardes, sorbo a sorbo
en el filo de una copa traslúcida
con olor a pajuela recién consumida
bajo el letargo de una vida
prodigada a la sombra
de unos cariños preñados de colores vivos,
es posible,
quizás me embriagó el vino, o la historia
acaso te vi, padre, o padres
en el jergón de las cosas sencillas
o simplemente
añoré tu voz, ese susurro que me dejabas
en flor
cimbreando sus tallos como la mejor de las primaveras,
el devenir de mi sueño
ser longevo en la memoria, para llevarte lejos
tanto, tanto
como aquellas notas derramadas un instante
para ser aprendidas
por la eternidad, tu memoria.

Santiago Pablo Romero -Trigueros-

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