Cautivos somos del destino,
llevando grilletes y cadenas.
Al sucumbir al infinito,
por océanos que se navegan.
Embravecida mar sentimos,
al ver rajarse todas las velas.
En las que remeros rendidos,
dejan caer brazos en madera.
A la deriva dirigimos,
las fragatas de nuestra esencia.
Donde tesoros que fuimos,
se van perdiendo en la tormenta.
Somos los cautivos perdidos,
que un día buscaron sus poemas.
De una gloria sin el olvido,
de un éxito, que todos sueñan.
Hallando solo delirios,
de una profundidad que se lleva.
Al buscar esos designios,
que en la soledad se encuentran.
Surcando mareas.
Ricardo Campos Urbaneja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario