Soy un obrero de tristeza.
La esconderé detrás de todas las carcajadas
y cuando nadie me vea seré con ella.
Un muchacho se tiró desde una esperanza.
Nadie quiso reírse de su cadáver.
Tan sólo un poeta no le tuvo lástima.
El hombre estando solo es estoico.
Si no, se moriría de pena.
La soledad es una altura de uno mismo
y la desilusión es un vértigo.
Hay un mejor equilibrio: la muerte.
Y hay una mejor dulzura: el reposo.
Hay cosas que recordamos no haber dicho nunca
y palabras cada vez más nuevas.
Con eso se puede hacer tristeza
sobre la dulzura agonizante de un amor
o sobre el amor en equilibrio mudo.
Pero algún día por París o por Pekín o por Leningrado,
lamiendo la pared con la sombra,
no me acordaré de tu nombre.
Tan sólo un sonido,
o una copa, o una palabra
o cualquier ruido vacío,
puede resucitarte en amor.
Entonces serás amarga.
Homero Manzi -Argentina-
Publicado en Poesía del mondongo
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