En nuestro cuento
yo me arropo con la
frisa de tus sueños
y me levanto
sonámbula, para
vestirme de blanco
y caminar, y me digo
a mi misma; yo soy
el mar, yo soy la
tarde, la calle, la
noche...
Soy la que no ríe
la que llora la que
se esconde en un
verso y se lo
entrega a la aurora...
La que no tiene
potestad y se anida
corpórea entre los
valles y pasadizos
de una irrealidad...
En nuestro cuento
ya no hay montes
no hay alturas, ahora
un verso es un beso
que te entrego a las
10:00 y entre miles de
inventos, me desvisto
sin tu ver, y salgo
desnuda, y el vestido
blanco te lo dejo con
la duda; tanto tiempo
y mi primera vez
será tenerte conmigo
con mirada y sin ver...
A tu amor lo arropo
con la misma tarde
de tus calenturas y a
mis manos las convierto
en tu arte y me llamas
y me dices ¿Qué te pasa?
por no atreverme a
vencer, ese monstruo
oscuro que no me deja
creer...
Y tu tan mío, entregas
mi vestido y me arropas
con la paciencia de tu prosa
y continuamos el cuento
sin un final profano de
esperarnos sin tener que
avergonzarnos y a tu manera
poder vencer...
CARMEN CONCEPCIÓN -Puerto Rico-
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