Amiga, esta noche de luna romántica te confieso, que desde que te conocí tengo para ti siempre un pensamiento, que sueño con darte un primer beso, que por ti llevo atravesado un sentimiento, que había esperado este momento, para decírtelo... amiga, esta bonita noche te confieso, que eres mi desvelo de amor, ¡todas las noches te sueño!... que ya no puedo con esto, que tenías que saberlo... y al final, al despedirnos, yo anhelaba imperioso una respuesta a mi confesión ya expuesta... no dijo nada... siempre durante mi confesión de amor, se mantuvo callada, en sus ojos negros tan llenos de misterios... en lugar de estar alegres, entristecieron, se retiró y me dio un beso, me dijo... amigo, gracias por esto... yo llevo en mi alma sembrada la semilla de la desilusión y se me ha hecho piedra, el sentimiento... la vi partir, y en su camino a su paso, iba dejando lágrimas de penas, desilusiones, desconsuelos...
Agustin H. Castaneda
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