Los esbeltos árboles se balancean entre a mi ventana
y el santuario donde me abrieron para ver cual era la queja
de mi corazón, anuncian con brotes de sus ramas que va
llegando la primavera. Día tras día, todas las mañanas se
crecen deseosos por ser hojas de corazones volanderos,
vuelan donde mi corazón expone sus dolencias. Y esta
abierta ventana desde la que palpo como la sangre se agita.
a la vez que cuento las estaciones, sumando otoños y deseos,
mientras sus copas balancea entre dos tiempos, vestido uno,
desnudo el otro, Porque este tronco de ramas, que es mi vida,
tiene dos secuencias: otoño y primavera. Con el otoño siento
alegría, si es primavera triste porque tanto fulgor mi cuerpo
ya rechaza. Aunque mi fiel y viejo corazón aguante el pulso.
FRANCISCO VELEZ NIETO
Publicado en Luz Cultural
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