martes, 1 de diciembre de 2015

REPUDIAR A LAS MUJERES


Quién es capaz de hacer olvidar un malestar con una sonrisa...
las mujeres.
Ellas son las dueñas de la mayoría de las canciones,
casi todos los poemas,
y todas las lisonjas...
ellas,
las únicas bellas.
A las Mamitas y Mamacitas;
inspiradoras de los suspiros,
aceleradoras de los latidos,
causantes de los quejíos,
asesinas responsables de los suicidios.
Con quienes iríamos hasta el fin,
de quienes venimos todos,
por quienes moriríamos muchos.
Poseedoras de la llave,
dueñas del arte,
autoras del compás,
tocadoras del ritmo y la clave.
Brujas quienes nos dan a tomar del bebedizo de sus ojos,
la poción mágica de sus caricias,
y si fueran a una hoguera de la inquisición,
iría con ellas...
igual a su lado me estoy quemando.
Un monumento para ellas pero sin estatuas,
porque si algo seduce y excita de las mujeres,
es su movimiento.

Los Fariseos dijeron: Moisés permitió repudiarlas. Y respondiendo
Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este
mandamiento.

SERGIO IGNACIO DUGAND HENAO

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