Le decimos...
Tengo un primo que trabaja como tantos miles a lo largo y ancho de la ciudad;
guardián de la seguridad,
alrededor del perímetro de vigilancia.
Desprovisto de instrumentos sofisticados,
de cámaras de alta graduación y distancia,
sólo un par de gorras y escopeta cazapatos decorativa.
Cumple los requisitos para la salvación de su alma que exigen los Evangeloco$...
se procrea y diezma,
aunque en un acto de rebeldía se hizo operar;
pero que los Pastores nunca se vayan a enterar,
pues lo expropiarían de su habitación celestial.
Su compleja labor es merecedora de varias especializaciones:
Relaciones Humanas,
para controlar tantas personas;
manejo de complejos sistemas de seguridad;
como el sello de revisado,
cinta negra en el manejo del bolillo;
Economía,
para estirar su salario mínimo y que alcance para todo,
pero en primer lugar,
pagar el diezmo,
y como guardián de la moral pública,
vigilar el comportamiento de la esposa del doctor,
pues fue escogido para tan importante encargo y labor.
Ve el día de su jubilación demasiado lejano,
y a este paso,
quien disfrutará de su pensión será el Senado.
Mi primo es el chacho en su vida,
es más que un muchacho,
y mejor que un mamaracho,
a nadie le jala el cacho,
y nunca está borracho,
es todo un macho,
su nombre es Ignacio,
y le decimos...
SERGIO JAVIER DUGAND HENAO
No hay comentarios:
Publicar un comentario