Desgajo una naranja
como si desnudara
a miss mundo.
La naranja cruje
como una puerta
en invierno.
Me asaltan
los ojos
zumo ácido.
Y la puerta de los sentidos
sigue sus surcos
y pellejos.
La naranja,
coartada
que arrulla,
es el caparazón
de la abundancia
y el dolor.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
No hay comentarios:
Publicar un comentario