Creí que eras la roca donde edificaría mi casa
y que tus ojos darían luz a mi vida,
pero eras arena movediza y tus ojos lámparas sin luz,
caí en la trampa buscando el camino
para salvar mi vida de soledades anteriores.
Escuché tu voz como el canto de los ruiseñores,
solo eran unos simples tambores, sin sonidos de amores,
no es tu culpa fueron mis oídos
confundidos con los ruidos de mi corazón.
Yo buscaba el amor a toda costa,
quería que me amaras
y me sumergí en las arenas movedizas
de tus falsas sonrisas.
Mi alma perecía en el fuego del dolor, y yo creí
que eras el agua dulce que necesitaba para apagar
los incendios de mi alma que de a poco agonizaba.
Paloma Marim
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