Y llegan los fríos,
mas a nadie parece importarle
las madres de antaño,
las madres de ahora,
los padres sonríen, no saben qué decir
y entran en calor
mas a nadie parece enrojecer las mejillas
han visto crecer
disfrutar bajo el influjo de la luna, ese sol
sí, esa estrella que a sus ojos, refulge
más que las demás…
Y estamos enfilando el término del undécimo mes
justo cuando las marañas del rocío
se visten de pequeñas flores de nívea y rosácea cantinela
alientan a subir los peldaños
acompasar el vinilo de un blues que a ritmo lento, grita
se alegra, invita a la fiesta
y estamos llegando al final de un principio
ha nacido de sus vientres, el anhelo
la vívida sapiencia, la buena nueva
se les ha quedado la cara de pez gato, con los ojos bien abiertos
con los vellos encrespados,
el divino concepto de la satisfacción, encendido
hoy te elevo sobre las cúspides,
me congratulo de tenerte, de darte la bienvenida
por mostrar la alfombra delante de mí
colmada de casuísticas con o sin sentido,
no importa
y me acerco a tu madre, a sus madres, y vivo esta entelequia.
Y ya ahora me hago levar las anclas
en un barlovento ilusorio
con el pecho henchido
por darme gusto, por colmarte de gozo,
he venido con los brazos abiertos
el sombrero en la mano,
la danza entre los dientes,
el sigilo en la sonrisa, y magnanimidad del amigo
para dedicarte este canto, este blues azul
nacido de un instante, ese aguerrido quejido de la fémina excelsa
de todas las madres, de todos los padres
en el reclinario donde bebimos de la copa alzada de la victoria
sabernos ungidos por el sorbo perfecto
y simulados en el mejor de los deseos
una sonrisa manifiesta, unas comisuras generosas
y la curvilínea estancia donde todo cabe, y todo es sutil ofrecimiento.
Feliz Día, feliz año, feliz vida… Va por ti, sí por ti…
Santiago Pablo Romero -Trigueros-
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