Me dices
que más no pronuncie tu nombre.
Que más ya no lo escriba.
Y que menos lo inscriba.
Te digo
que es cosa imposible.
Si lo hago es para que se escuche fuerte y claro.
Y de ti nunca me olvide.
Te digo
que es cosa imposible.
Si lo hago es para que seas parte de mi historia.
Y lo haré no una, ni dos o tres mil veces
en hojas de árbol o en horas de mis días.
Te digo
que me gustas pronunciada.
Y que tu nombre vive en mis labios.
Te digo
que mis manos son incansables.
Y no dejarán de escribirte y menos de inscribirte
en mi vida, cada vez que te pronunció fuerte y claro
no una, ni dos o tres mil veces a diario.
Gildardo Carrión
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