“El día está gris,
la humedad se me está clavando,
en todos y cada uno, de los huesos;
me faltas más que siempre,
como nunca…
De repente, tu mirada se perdió
en la esquina que forman
el placard con la ventana
y tal vez -sin querer-
le abriste la puerta
al remolino de angustias
que se instaló en nuestro cuarto.
No me eches de menos ni de más,
simplemente no me eches”
Leandro Murciego
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