Esperando el autobús
recordé aquella mañana
cuando pasaste a mi lado
con tu vestido naranja.
Me miraste. Te miré.
Me hablaste. Te contesté.
No sé si me comprendiste
porque yo no hablaba inglés.
Te alejaste lentamente
calle arriba. Te paraste
de pronto. Me hiciste señas
para que te acompañase.
Te seguí sin entenderte
porque me atraías tanto
que no podía dejar
que te fueras de mi lado.
Te volviste. Dijiste algo.
Me tendiste tu pequeña
mano. Querías tenerme
caminando a tu vera.
Fue un paseo inolvidable.
Solo hubo intensas miradas,
pero fueron suficientes
para que me enamoraras.
Ahora estamos los dos juntos.
Ella habla buen castellano.
La palabra, a las miradas,
sustituyó y nos amamos.
JOSÉ LUIS RUBIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario