Finjamos que no soy quien digo serme.
Pongámonos a hacer suposiciones.
¿Qué tengo yo de mí?
¿Y de ti, tú que tienes?
No es fácil de explicar, pero un humano
es una breve frase de una conversación
que vaya usted a saber quiénes mantienen.
Y como toda frase,
muere casi al nacer. Impulso efímero.
Se marchita veloz al roce con el aire,
apenas tiene tiempo de afirmarse,
de decir, por ejemplo:
esto habría que cambiarlo
o bien
quiero imitar el canto de ese pájaro.
Es tarde ya, el calor
presente e inmediato
habla ya de repente de otra cosa
en una ciudad nueva o quizás en la misma
con otras ropas, con distinto acento.
La conversación sigue, eterna e insistente.
Pero yo ya no estoy. Ni a ti te veo.
¿Cómo saber entonces quién ha muerto?
RAQUEL LANSEROS -Jerez de la Frontera-
Publicado en Luz Cultural
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