Espejismo de un amor perfecto,
es lo que miramos exterior.
Sin conocer si en su epicentro,
disfrutaremos de latir y amor.
Caminamos siendo expertos,
en la conquista y diversión.
Hasta que un día nos tropecemos,
con aquel sentir sin ver razón.
Adictos entonces nos volvemos,
queriendo percibir su tacto
y degustar de su carne y olor.
Volviéndonos unos ciegos,
que como zombis de su astro,
vivimos sin ver el alrededor.
Ricardo Campos Urbaneja.
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