La brisa del día se mueve lenta,
en silencio de sepulcro
camino aferrada a los recuerdos,
estos ataviados de besos.
En incipiente reflujo de la marea
atemperadas olas templadas sin espuma,
como atelana semejante a un ave
aprendiendo el vuelo, corto y breve.
Aderezada la tarde por ataurique,
decoración clásica de acanto,
ramos verdes estilizados
con hojas espinosas y flores dispersas.
El acantilado caprichoso forma escalones,
lo acaparo en mi mirada
me apropio de su fuerza
y lo disfruto en el sabor del sentir.
Arrecia la sombra del atardecer,
arrejunto el placer de esta vista
con los recuerdos de besos
como si se tratase de un panqué…
…Me sumerjo en el recuerdo del amor
y es tal el placer que, sin tu presencia,
en este sueño te tengo…
Lola Wizner
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