sábado, 2 de noviembre de 2013

APENAS DE NIÑOS ARIELITO SUPIMOS DE LA MUERTE

Yo descubrí
el dolor inexplicable
de la ausencia,
hasta de lo injusto que pareció ser Dios
cuando un océano
de llanto lo mantuvieron inmutable.

Y te recuerdo blanco y frágil
acostado en la mesa
en un cofre como de flores,
inmóvil y sediento
oliendo a café
-porque las vecinas no querían
que la muerte te vista con su aroma-
y te adornaron con los granos marrones y amargos
con los que asocio hoy a la tristeza.

Tú, el niño muerto
que me mostraste de niño a la muerte,
que ahora dormís solito y quieto debajo de los sauces
¿me recuerdas?
¿estás muy solo allá?
¿quieres retornar?

Ariel acá el tiempo pasa
y ya perdí al niño
y encontré a este hombre resignado que soy,
acá cambió el paisaje,
la forma de vestirme,
las promesas.

Acá olvidamos,
comemos y dormimos
y andamos en auto bus
y nos miramos apenas
como sobrevivientes de un presagio que nos ronda.

De niños Arielito supimos de la muerte
a ti te tomó por sorpresa
sin poder esconderte,
a mí me dejo marcado
para que la escriba.

Del libro TERRESTRE de GUSTAVO TISOCCO
Publicado en la revista deliteraturayalgomas

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