para Gonzalo
El sol amaneció triste esta mañana
llevaba su corona desportillada
y un caminar de buey cansado
Tal vez, era presagio de un mal día
o la premonición de una tormenta
pero estabas tan dulce y luminoso
con la sonrisa fresca de tus años
que rompías la oscuridad a pedazos.
Mi pequeño soñador, mi niño amado
sustento de mis días, mi alborada.
Si naciera de nuevo lo haría en ti
trascendiendo sin apuro
como el hado de un hombre
que mira al infinito
María Isabel Farrán León -Chile-
Publicado en La Biblioteca
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