Infiero que mi origen no es humano,
que en algún tiempo fui escarabajo, bicho canasto
o simplemente mosca
y que en algún momento saboreé la rebelión
contra lo divino
y que la divinidad fue perversa conmigo.
En la continuidad de las reencarnaciones,
(sospecho que eso es parte de la pesadilla)
la deidad me proveyó de dos patas,
de la imposibilidad de volar,
del cansancio del trabajo, del jefe, de la guerra y la miseria,
del cinismo, del desquicio, de la política y los dictadores,
de la historia de la aristocracia, de la burocracia
y de Hollywood,
del merchandising, del cine argentino y de la lucha de clases
(siempre alguno quiere estar morbosamente arriba)
y del absurdo rencor de las banderas.
Así, creo,
fui humillado por la divinidad
adquiriendo
la más imperfecta y destructiva naturaleza:
humano orgullo, humana pedantería,
humana la mano que en otro tiempo,
de mosca, escarabajo o bicho canasto,
me aplastó
para jugar con el destino.
Del libro "El otro que habito" de
Jorge Oscar Bach -Argentina-
Publicado en el blog elescribidor
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