miércoles, 9 de agosto de 2017

SÍLABAS


Uno escribió una vez sobre una insigne boca
de la que goteaban sílabas,
de la lengua tatuada
que convertía en autopista,
hasta un prado de hierbas infinitas
que acogían en su seno
las palabras de la insigne boca,
luego las acrecentaba hasta hacer
un muro de lamentos.
Terminaba su perorata clamando,
puños cerrados
ojos hambrientos,
porque el amor nunca llamaba a sus puertas,
sus puertas hechas de sílabas y deseos.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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