viernes, 4 de agosto de 2017

LA FLOR


Sí, entré en el vivero y al verla me encantó. Aquella planta, tan diferente a todas las demás. Su flor, su única flor, era bonita, llamativa, seductora, la más bonita de todas. Del rojo más rabioso, sus dos pétalos, o sus labios, no sé decirte, me hipnotizaron. Claro, la compré y la coloqué lo más cerca que pude del sillón donde leo. No te lo podrás creer pero con los días me he ido dejando llevar por su fragancia y aún menos podrás creerte lo que te voy a contar en la intimidad de este secreto. La planta me canta, sí, me canta, pero sólo cuando Susan no está en casa. Me tararea mi canción favorita.
Cómo pudo saberlo. Mi relación con ella, no con Susan, con la planta, ha sido cada día más entrañable. No puedo estar sin su perfume, no puedo vivir sin su musitar, no puedo dejar de acariciarla, incluso hasta la he llegado a besar. No sé qué me va a pasar, no sé qué hacer, Susan se ha ido unos días con su hermana. Puede que sepa algo. Me ha dejado plantado.
Oye, te has quedado con la boca abierta. Dime algo.

Moisés Saucedo Jiménez
Participante en el VI Certamen Microrrelatos Libres Memorial Isabel Muñoz

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