domingo, 20 de agosto de 2017

ATENTADO


El dolor no se contagia
tan solo se teatraliza,
se idea como propio
pero nunca lo es.
El dolor es algo ajeno
que nunca se llega a sentir
con la intensidad de los otros,
de quienes lo padecen,
por mucho que lo intentemos.
Mas ese intento...
¡Nos hace sentir bien!
Ser solidarios en el intento,
pero no sufrir la realidad
que sufren los afectados.
Por mucho que lo intentemos,
tan solo es eso. ¡Un intento!
Solidario y bondadoso
que nos tranquiliza y calma
haciéndonos conectar
con esos seres que sufren.
Nunca vivir su realidad,
tan dura, dolorosa y cruel.
Nuestras lágrimas afloran,
resbalan caen se deslizan
pero los que yacen caídos,
son ellos. ¡No nosotros!
Nuestra vida continúa,
la de ellos quedó ahí,
sesgada a ras de suelo.
Rotas sus vidas...
En un día de verano,
claro, hermoso y luminoso,
a las cinco de la tarde.
Que para todos se volvió,
triste, gris y doloroso.
¡Y cerramos el televisor!
para no ver más dolor.
Mas nuestra vida es hoy
mucho más triste que ayer.
Un día de agosto en verano,
a las cinco de la tarde...

MARÍA LUISA HERAS VÁZQUEZ -Barcelona-

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