Cierra, con furia, el cofre. Está mal la batería, la banda ya es vieja, este armatoste necesita un cambio de aceite y una afinación. Pero le urge llegar, deberá partir bajo el riesgo de quedar tirado a mitad del trayecto. Sube al vehículo y enciende el motor, que pese a las quejas y a los ruidos extraños (a estas alturas, ordinarios), arranca a la primera. Comienzan las sacudidas a las que ya está acostumbrado; quita el embrague, pisa el acelerador y avanza. Todo bien hasta aquí. Cambia de velocidad y respira con cierto alivio. Renace la confianza de llegar a su destino.
De Bicicleta de
LUIS RICO CHÁVEZ
Publicado en Ágora 18
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