lunes, 7 de agosto de 2017

INGRATITUD Y DESAMOR


Después de un sueño reparador,
al sonar el despertador,
se levantó rápidamente,
era un día de sol brillante,
vivía sola en aquel cuarto,
desde hace muchos años,
desde que la dejaron sus niños,
sus hijos que ya crecidos se fueron,
sin importarle, la abandonaron,
sin visitarla o siquiera llamarla,
se acostumbró a su soledad,
aceptando su cruel realidad,
aun con la pijama puesta
sintiéndose algo indispuesta,
se dirigió a la terraza a sentarse,
un café y tostada para desayunarse,
así estuvo largo rato con sus recuerdos,
con sus malos y buenos momentos,
corrió al escuchar el timbre de la puerta,
para sorpresa de ella eran sus hijos,
quiso acariciarlos y abrazarlos,
pero parecían no poder verla,
entro con ellos a su cuarto,
donde se abrazaron a su cuerpo,
que llevaba de muerta buen tiempo,
entonces ella lo entendió todo,
que ya no pertenecía a este mundo.

Victoria Baltazar -Perú-

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