miércoles, 2 de marzo de 2016

VERTE Y AMARTE


Cuando vi la pelusa dorada en tu desnuda espalda, ya te amé.
Nunca había amado así, sin barreras, temores, reservas, y ¡Tanto gozo!
con tus ojos de cielo iluminando los míos entre tus cabellos de miel y oro.
Fue sólo verte y ya amarte hasta con mis huesos.
Siento asfixia en mi boca que no me deja respirar, en la locura de tus besos
mientras un río de sangre son tus labios, y la lujuria de beberlos mi tormento.
He descubierto la fiesta de los sentidos, en tu cuerpo.
Conquistándolo y explorándolo con mis labios, en caricias locas, inventadas
cuando oculto mi rostro en los pétalos de tu pecho, y bebo aromas florecidas.
Tu boca en la mía, y me sumerjo en tus jardines prohibidos.
Te recibo, te poseo, iniciando con amor, hasta el final del rito imperecedero
deteniéndonos en el umbral justo de cada dulce sensación, en el gozo etéreo.
He tomado la posesión del tiempo, en la paz de la noche.
Siento vibrar tu cuerpo entre la pasión y tus suspiros, de amor enamorado
cuando gime y estalla en tu vientre, suavemente, el éxtasis final consentido.
En un abrazo sin tiempo, respiramos el amor en plenitud.
Tus amorosos murmullos, una brisa dulce, música celestial en mis sentidos
y permanecemos juntos, en una pertenencia vital, de amores compartidos.

Manuel F. Romero -Argentina-

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