Las antiguas alfareras cantan
mientras sus manos sueñan con el barro:
lo acarician, le dan el espíritu del cuenco.
Buscaron la forma de la mano,
el vacío interior que le da sentido
que le da espacio y retiene al agua.
Las alfareras cantan recientes canciones
arrullan la voz mientras la forma queda,
mientras el sueño cobra sentido.
Han descubierto el barro, el que es necesario,
el que endurece y no se parte
al que le soplan su aliento en tanto cantan.
Forma de mano tiene, forma de mano:
en él el agua brilla
en él el grano queda
en él la alfarera canta.
OSCAR ANGEL AGÚ (Hercilia-Santa Fe-Argentina)
Publicado en Gaceta Virtual 111
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