En esta mano extendida va mi voz hecha jirones
En cada línea marcada desde el pulso a los tendones.
Mi corazón andariego dejó su fuerza plasmada
en cada latido intenso fijo pulgada a pulgada.
Mi vida, cinta reseca, se fue quedando en sus huellas
siempre soñando imposibles camino de las estrellas.
Pasará el tiempo arrasando, huracán que pasa y pasa
por el mapa de las manos en fuego que siempre arrasa,
Pero en las huellas escritas que van dejando mis huesos
Se quedarán para siempre flores de palabra y versos.
Granada Sandoval.
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